Con cuidado para que no se les caigan los alfileres coloca las fotos de la boda en el corcho del despacho. Ella entra sin llamar y le mira extrañada. Él, por respuesta, se encoge de hombros. Cuando le besa, los cuerpos se tocan y a él se le escapa un gritito. A ella le alegra comprobar que la pasión no ha muerto y que el desliz con su profesor de tango ya está olvidado.
-¿Los niños han vuelto a pintar en el suelo?
-Eso parece.
Sonríe y se marcha silbando a preparar la cena.
Él espera unos segundos, retrocede tres pasos hasta la raya y saca los dardos del bolsillo.
Pingback: Envenenados | Minicuentos
¡Qué bueno Íñigo! cuantos buenos relatos se quedan por el camino.
Un saludo.
Gracias Miguel. Tienes razón. Luego lees por ahí un montón de buenos relatos y te preguntas: ¿por qué estos sí y estos otros no? Por eso hay que insistir. A ver si por pesados… jajaja
Enhorabuena, Íñigo. Me adelanto a que pongas la entrada de tu ReC de hoy.
Muchas gracias Fernando.
Hola Iñigo!!, ¡has reactivado tu blog! y yo sin enterarme. 😉
Pues que sepas que esos dardos y esa rayita en el suelo, me encantan …jajaja…. ¡pobre foto de boda!, pobre.
Un abrazo por volver a verte.
PD: ¿Te gusta el vino ….? …. 🙂
Hola Laura. Bienvenida. Ando a otras cosas y apenas saco tiempo para escribir algo. La foto es perfecta porque la mujer es dueña de una sonrisa 10 jajaja.
Un abrazo muy fuerte.
PD: No sólo me encanta el vino sino también la forma que tienes de describirlo. Tienes mi voto.
Pues para no tener tiempo para escribir…. ¡anda qué trillizos te han salido!. ¡¡¡FELICIDADES Iñigo, muchas felicidades!!! ¿querrás acordarte que mañana te mencionaré en mi blog? …¡anda! pásate por allí y te invito a que nos regales unas palabras. 😉
Un beso campeón.
¡Muy bueno, Iñigo! Me gusta la risa final que me roba.
Un saludo,
Entonces he dado en la diana.
Gracias Pedro.
Parece que esos dardos le salvaron esta vez o quizá no, jajaja
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
O al menos le sirvieron de desahogo.
Un saludo David.