Un hombre agoniza en la cama de un hospital cualquiera. Su hija, ante la proximidad del fatal desenlace, se acerca y llorando le susurra al oído: «envíame una señal y sabré que estás bien«. Desde el primer momento, lo único que le ayuda a mitigar su ausencia es contemplar la última foto en la que aparecen juntos y que todavía no ha tenido tiempo de enmarcar. Una noche, cuando la está mirando, se produce un pequeño fogonazo, seguido de una chispa y la foto comienza a arder. Hipnotizada, sin poder reaccionar, ve como el fuego prende las cortinas, después el papel pintado, la alfombra y apenas tiene tiempo de ponerse a salvo en la calle mientras la casa se quema hasta los cimientos. Cuando seis meses después, su madre enferma gravemente, ella le acaricia y le besa, le toma la mano y no la suelta hasta el final pero en todo este tiempo no le dice nada, ni siquiera abre la boca.
Sí, iñigo, los comentarios de Pedro, siempre te dejan un buen sabor de boca… vuelves a leer el micro ….y te preguntas ….¿esto lo he escrito yo?.
Buen micro Iñigo, gracias a Dios no hizo lo mismo con su madre…
Un saludo
Pobre madre, igual era inofensiva…
Gracias Laura.
Un saludo.
Hola Pedro:
Realmente después de tu comentario uno vuelve a leer el micro y parece mejor y todo.
Gracias.
Todos tene mos deseos que es mejor que jamás se cumplan.
Gran micro, esbozado con trazos de ironía y una excelente economía de lenguaje, que nos deja una historia con grandes dosis de acción sugerida.
Un abrazo.